Es bien sabido que hay gente con dones excelentes para algunas determinadas actividades, pero en el mundo del diseño existen muchísimas personas que aunque no lo parezcan y sus acabados sean impresionantes no son diseñadores al 100%.
¿Y a que llamo diseñador 100%?, pues sencillamente a aquel que no sólo se preocupa de las necesidades del cliente, captar sus impresiones, pulir los detalles, añadir acabados y plasmarlas en nuestro lienzo virtual, aunque a priori eso sea lo más importante, sino que desde principio a fin cuida hasta el más mínimo detalle, fuera y dentro de nuestro fichero, y especialmente dentro.
También el diseño se lleva dentro, y me refiero a la limpieza de nuestro trabajo. He de decir que he trabajado con muchas personas y he cruzado infinidad de ficheros y me he llevado más de una impresión bastante sorprendente, cuando al abrir el fichero, ¡¡¡sorpresa!!!, un acabado genial, pero por donde empiezo. Cientos de capas sin nombre, otras cientos sin activación o inútiles, efectos aplicados sin más información, etc.
Ser profesional, no sólo implica serlo con nuestros clientes, sino también con nuestros compañeros de trabajo y de profesión. Veamos un ejemplo de un fichero mal estructurado:
(El fichero que he usado como referencia no tiene nada que ver con el artículo en sí, ha sido modificado para mostrar visualmente el ejemplo).
Como se puede observar, si quisiéramos trabajar con este fichero deberíamos pararnos a averiguar que hace cada una de las capas separadas, ya que a simple vista no podríamos ver a que componente hace referencia.
¿Cómo podemos mejorar nuestro trabajo?
Lo correcto es ir haciéndolo en el momento de la creación, ya que de este modo siempre tendremos fresco el recuerdo de para qué sirve y en qué lugar de la composición va. Si optamos por realizarlo después y el trabajo se desarrolla en varios días puede ocurrir que malgastemos más tiempo del debido en organizarlo todo y hayamos olvidado los valores de efectos o ajustes de determinadas capas. Por eso, sugiero realizarlo en el momento de la creación de dicha capa.
Veamos cómo podemos organizar el fichero para que quede estructurado a simple vista, y otro compañero o profesional del sector pueda manejarlos sin tener que romperse la cabeza en descifrarlo.
A simple vista se localizan las diferentes partes de la composición, los efectos principales, un modo de fusión de capas, el resultado final e incluso una carpeta de utilidades que el diseñador habrá usado para generar dicha composición o alguna de sus capas. Si las desplegamos veremos más.
Al desplegar dichas carpetas, vemos que todas las capas están nombradas y que algunas de ellas lo hacen especificando efectos o valores, con lo que es aún más fácil de entender y replicar algún efecto igual aunque hayamos rasterizado dicho efecto.
El fichero utilizado no tiene ni una cuarta parte de complejidad que podría tener con una composición compleja, con lo que a mayor complejidad, mayor énfasis deberíamos poner a la hora de estructurar nuestro fichero, ya que el próximo diseñador que abra el fichero podríamos ser nosotros mismos.